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Los riesgos éticos y reputacionales en las relaciones públicas

Hablando de las nuevas tecnologías en el mundo de las pymes

Uno de los momentos más álgidos de un(a) relacionista público o comunicador corporativo es cuando surgen noticias inesperadas que los obligan a cambiar su plan de comunicación de un momento a otro, especialmente en temas relacionados con el mundo de la tecnología. Muestras hay más de una. En estos días, por ejemplo, la irrupción de un chat virtual elaborado en base a la inteligencia artificial (IA) ha resonado a nivel mundial, lo que ha generado que incluso los propios gurús tecnológicos pidan límites al nuevo invento que ya comienza a producir dolores de cabeza en el mundo creativo.

Ante ello, quienes trabajan en relaciones públicas saben bien que hay varios frentes que encarar, principalmente cuando los usuarios son cada vez más exigentes, de un lado, y más vulnerables, del otro. En principio, urge indagar, averiguar, preguntar y conocer de primera mano de qué manera esa tecnología podría vulnerar al público o cliente con el que trabajamos. El caso de las pymes es muy resaltante. Qué relacionista público no tiene –o ha tenido– de cliente a una pequeña o mediana empresa que surge en el mercado y hay tantos retos comunicacionales por delante que el día queda corto para aportar, crear, diseñar estrategias online y offline que los posicionen como los primeros en su rubro.

La irrupción de novedades tecnológicas a gran escala no debiera ser tomada como algo que impactará a las grandes corporaciones en los países muy desarrollados, sino como un nuevo reto que los profesionales de la comunicación deben asumir dentro de sus funciones laborales. Cuanto más pronto, mejor. La razón de ello reside en tener la capacidad de estar adelante en la ruta del aprendizaje para poder orientar a los públicos estratégicos presentes en el plan de comunicación. Además, la importancia se encuentra en entrenar a nuestros propios clientes con la garantía de que somos los primeros interesados en ser sus consejeros y asesores. Así, buscaríamos demostrar que pueden confiar en nosotros y sentirse apoyados en esos momentos en que surgen situaciones de crisis inesperadas y ocasionadas por las fuerzas de las nuevas tecnologías.

Hacer de las relaciones públicas y la comunicación empresarial un flanco seguro para empresas pequeñas o medianas que tienen varios desafíos ante sus aliados estratégicos es un objetivo diario para los expertos de la comunicación. Ellos en conjunto son quienes asumen los riesgos éticos y reputacionales que implican estos avances tecnológicos.

En esa línea –a veces imprecisa en la que somos asesores, consejeros y, a la vez, defensores de la reputación de la marca y los clientes–, nos colocamos en el eje del compromiso y la credibilidad. Entrenamos en el quehacer de la comunicación asertiva, pero, también, orientamos a que no se pierda la originalidad entre los miembros de la organización, porque las herramientas digitales seguirán apareciendo y adaptándose a nuestras necesidades sin perder la filosofía de la organización.

Por eso, forma parte de esta nueva dinámica digital hacer frente a los riesgos éticos y reputacionales que se presentan cuando una nueva irrupción de la inteligencia artificial (IA) nos sorprende temprano por la mañana y ya sabemos que, nuevamente, tenemos que afinar el plan de comunicación recién aprobado por nuestro cliente.

Luz María Flores Cabello. Coordinadora de las maestrías y doctorados de CC.CC. de la USMP

Magíster en Comunicación Social por la UCM, ES

https://orcid.org/0000-0003-4272-6419