Por: Dra. Nieves Altamirano Peceros
Servicio Psicológico de la FCCTP
Los dos últimos años han significado un cambio drástico en la forma de estudiar de los universitarios. La pandemia ocasionó la ruptura sorpresiva del aprendizaje tradicional. Antes, todas las clases universitarias eran presenciales; con la pandemia, se aceleró la enseñanza digital para garantizar la continuidad de las clases como única alternativa posible.
La rápida sucesión de acontecimientos ha sorprendido a muchos jóvenes, quienes no estaban preparados para esta ruptura radical y han sufrido mayormente debido a su inmadurez y limitaciones de adaptación. La educación remota ha representado un cambio en la interacción alumno-docente, debido a su enfoque más tecnológico que busca el desarrollo de nuevas competencias y habilidades con énfasis en la aplicación de herramientas digitales que faciliten el aprendizaje a distancia mediante el uso de computadoras, laptops, tablets y celulares.
La evolución a una educación exclusivamente digital representó un gran esfuerzo de las universidades y colegios por adaptarse y reinventarse para trasmitir a sus alumnos un aprendizaje personalizado, más dinámico, divertido y motivador. Asimismo, se hizo frecuente el uso de un nuevo lenguaje, redes sociales, chat, videoconferencia, webinar, las llamadas grupales, blog, wiki, plataformas e-learning, Zoom, Moodle. Esta nueva forma de estudiar ha impulsado un rol más activo y constante en el estudiante, convirtiéndolo en el protagonista de su propio aprendizaje.
Son muchos los beneficios de este nuevo tipo de enseñanza: por ejemplo, las clases grabadas permiten al alumno repetirlas cuantas veces lo desee y, de esta manera, puede asimilar mejor los contenidos. Además, en la plataforma Zoom, los alumnos pueden participar desde el lugar donde se encuentren (ciudad, provincia, país, continente).
No obstante, también hay obstáculos que superar por el camino como la necesidad de integración [precisar la integración con otros compañeros o la prisa y la desazón por no aprender. En este caso, ten presente que la prisa aumenta la ansiedad, la ansiedad aumente el estrés y este disminuye nuestra facultad de aprendizaje y de memorización.
Por otro lado, el aprendizaje remoto demanda la flexibilidad del alumno para manejar apropiadamente sus expectativas en tiempos reales, dosificando el esfuerzo y planificando sus actividades para cumplir con todas las tareas asignadas. Por esta razón, es recomendable consultar cualquier duda con el docente y replantear una tarea si se nos presenta alguna dificultad.
El aprender y crecer en un entorno remoto implica la integración del uso de herramientas digitales en una combinación de experiencias sincrónicas y asincrónicas.